sábado, 2 de junio de 2007

Introducción. Junio 2, 2.007

Bitácora derivada y complementaria a
JOHN HENRY WHITE
Juan Henrique (Juan H.) White
West Cowes, Isle of Wight, Inglaterra, Noviembre 18, 1.844
Medellín, Colombia, 1.925
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Copia de un certificado de registro de su nacimiento
(Clic sobre las imagenes para ampliarlas y hacerlas legibles. Clic en "Atras" en la barra para volver aquí)
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ÁRBOL GENEALÓGICO DE LA FAMILIA WHITE
Fragmento. Arriba a la derecha aparece John Henry
Árbol completo: AQUELarre No. 7 (Junio 2, 2.007. 4:32 AM)
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FOTOGRAFÍA DE JOHN HENRY WHITE (JUAN H.)

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JUAN H. WHITE con su ESPOSA RITA URIBE URIBE (1.848-1.938)
y sus 12 hijos: 8 varones y 4 mujeres:

Enrique, Jorge, Julián, Alfredo, Guillermo, Gustavo, Ernesto y Bernardo. Las mujeres son: Helena, Teresa, Irene y Mercedes.

Mina de El Cerro, 1.898. Fotografía: Melitón Rodríguez.
Archivo: Veléz White (bisnietos)
Tomada del libro "Musinga" (Mayo, 2.007) de Mercedes Lucía Vélez White. Pág 93.
Sobre "Musinga", Ver:
AQUELarre No. 5.
Esta misma fotografía aparece en el libro
“Tomás Uribe Uribe” de María Eugenia Domínguez (Diciembre, 2.006). Pág. 121
Sobre este libro ver:
AQUELarre No. 4

De: Maruja Vieira White
Enviado el: Martes, 13 de Febrero de 2007 01:23 p.m.
Para: Gabriel Ruiz A. TERTULIA WHITE

Asunto: RE: La foto de los White

Querido Gabriel:
Efectivamente, tengo un original de esa foto, bastante oscurecida por el tiempo y la haré copiar para ti. Por el momento puedo informarte lo siguiente:
Fue tomada en la Mina de El Cerro en 1.898, posiblemente por Melitón Rodríguez. Están John Henry White, Rita Uribe de White y sus doce hijos, ocho hombres y cuatro mujeres, que son: Enrique, Jorge, Julián, Alfredo, Guillermo, Gustavo, Ernesto y Bernardo. Las mujeres son: Helena, Teresa, Irene y Mercedes (mi mamá).
La mayor de las mujeres, que está al lado del papá, es Helena, la pequeña que está a sus pies es mi mamá. Sentada, a izquierda, está Irene (tu abuelita) y al lado de "Mamá Rita" está Teresa.
Los tres hombres que están juntos son Enrique, Jorge y Julián, los tres mayores. El varón que está detrás de Irene es Gustavo. De ahí en adelante, voy a echar cabeza. El menor de los varones es Bernardo. Debo tratar de recordar las edades de los demás, para tener la información completa.
Mientras tanto, reciban mucho cariño y abrazos de Maruja

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Una pintura antigua Cowes en la Isle of Wight
Tomada de la carátula del libro
"Cowes, The jewel of the solent. And historical account of Cowes, Isle og Weight".
Compiled by John Groves.
Agradecemos al Sr. Peter Long por esta información.

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Pintura de bella carabela que aparece en el árbol genealógico

Ver: AQUELarre No. 7 (Junio 2, 2.007. 4:32 AM)

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JOHN HENRY WHITE*
Por Maruja Vieira

Desde John Henry White,
estudiante de Oxford,
hasta Don Juan Enrique,
fundador de Dabeiba, .
crece una geografía
de nombres y de sueños
donde un árbol indígena
da sus claras maderas
y una tierra de América
su más perfecta entraña
para guardar la huella
de amor de un extranjero.

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* Nació en Cowes, Isla de Wight, Gran Bretaña.
Llegó a Colombia a construir caminos y fundar pueblos.
Su huella queda en la Carretera al Mar, en el Urabá
antioqueño y en nosotros, sus nietos, que heredamos su
amor por la tierra adoptiva y su quijotesco idealismo. (Pág. 18)
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Tomado del libro: “Los nombres de la ausencia” de Maruja Vieira White.

Ed. San Librario. Marzo, 2.006. Pág 17 a 19.

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JOHN HENRY WHITE, FUNDADOR DE DABEIBA
Por Maruja Vieira*

La novela “Dabeiba” de Gustavo Alvarez Gardeazábal , me obliga a hablar del auténtico fundador de aquel pueblo. Se llamaba John Henry White. Abuelo mío, de barba blanca, gesto un poco altivo, expresión dulce, con una luz tierna en el fondo de los ojos, que eran claros y verdes. Abuelo mío británico, estudiante en Oxford, minero en Antioquia, eterno soñador del mar.

Su nombre lo convirtió muy pronto en sílabas castellanas, para que pudieran pronunciarlo en esta tierra donde el amor de una mujer amarró su eterno sueño de barcos. Su nombre resuena todavía, en medio de lo que él vio como una vasta soledad de ríos y selvas.

Más allá de los altos árboles, Juan Enrique White vislumbró y trazó, con su seguro pulso de ingeniero, el camino al mar. ¿Volvía al mar de su isla astillera? ¿Buscaba el espejismo de su Isla de Wight, envuelta en brumas, allá en el Canal de la Mancha, frente a las costas de Inglaterra?

Legó a sus hijos, como única herencia, la emocionada esperanza que años después de su muerte, encendía en las veladas familiares los nombres de las regiones apartadas del Occidente de Antioquia, que hoy atraviesa la Carretera al Mar.

Legó a sus hijos y a sus nietos una inquietud de amor por el destino de aquella región de la patria, por donde anduvo, con su barba de nieve, sus ojos claros y sus instrumentos de ingeniería, fundando pueblos, descubriendo veneros de civilización, integrándose a la vida, a un tiempo sencilla y misteriosa, de las comunidades indígenas de Urabá.

Generaciones de marinos desembocaban en sus venas. Thomas White, constructor de barcos, nacido en Broadstairs, Isla de Thanet, en el Condado de Kent en 1.560, se trasladó a la Isla deWight al finalizar el siglo XIV.
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En la isla fueron los White constructores de barcos, y es fama que en sus astilleros se construyeron barcos que se enfrentaron a la Armada Invencible y que de ellos provino el primer buque a vapor que tocó costas colombianas.

Cuando en 1.954 se inauguró la Carretera al Mar, uno sólo de los hijos varones de Don Juan Enrique, Gustavo White Uribe, fundador de Mutatá, quedaba para ser testigo de la realización de lo que en un principio pareció a todos una utopía.

Pero el inglés y sus hijos, con decisión inquebrantable, ayudaron a mantener vivo aquel proyecto. Los hijos varones, ingenieros varios de ellos, murieron algunos prematuramente, agobiados por los duros climas de los territorios explorados. Todos con la misma angustia emocionada, con la fiebre del camino, el puente, el ferrocarril, la carretera. Todos los White Uribe (Enrique, Gustavo, Jorge, Bernardo, Julián, Ernesto, Alfredo, Guillermo) heredaron el afán de construir vías que unieran, que comunicaran a los hombres, el afán de entregar fuerza y capacidad a todo lo que pudiera abrir brechas a la corriente del progreso de la patria.

Nosotros, la legión de los nietos de Don Juan Enrique, aprendimos la historia de la carretera, confundida con los trazos desvaídos y fantásticos de los cuentos infantiles. Cuando la vimos hecha realidad, hecha presente, todos dondequiera nos encontráramos en aquel momento, recordamos al abuelo. Tal vez el río que amenazó a Dabeiba y suscitó la novela de Alvarez Gardeazábal, se llevaría en sus ondas oscuras unas palabras escritas en la piedra de un monumento:: “Desde John Henry White, estudiante de Oxford, Hasta Don Juan Enrique, fundador de Dabeiba, crece una geografía de nombres y de sueños donde un árbol indígena da sus claras maderas Y una tierra de América su más perfecta entraña para guardar la huella de amor de un extranjero”.

El fundador de Dabeiba tenía por mandato irrevocable (norte de su destino) la brisa salada de los puertos. Fundiendo, en la luz de un mismo sueño, su amor por la tierra que hizo suya y la añoranza de la patria lejana, trazó la carretera que hoy enlaza a Medellín con Turbo, a la montaña con las olas.

*Recibido en la TERTULIA WHITE (TW) el: Viernes, 01 de Diciembre de 2006 04:08 p.m.

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JUAN HENRIQUE WHITE
A un Antioqueño nacido en el exterior
Por el Ing. Francisco Rodríguez Moya.
“El Correo Liberal” de septiembre 24 de 1925.

Colaboración y documento recibido de Alejo London Ve < alove_64@hotmail.com > esposo de Liliana White Correa lwhite@semana.com . Mayo 27, 2.007, TERTULIA WHITE (TW)

Acabamos de entregar al regazo de la Paz Eterna a Juan Enrique White; y sobre la argamasa fresca que selló el silencio definitivo, hemos debido escribir el título que el patricio merecía, de fundador de Antioquia.

Porque fué el único de los fundadores de este organismo vigoroso y joven, de este núcleo inquieto de democracia esperanzada que va adquiriendo poco a poco, a pesar de las tendencias regresivas que se le oponen, los lineamientos definitivos de un pueblo organizado; y durante más de medio siglo de nuestra historia no hubo un día en que no estuviera ligada a ella por completo aquella existencia, ni hubo problema público al cual no dedicará, o una colaboración eficaz, o por lo menos un estudio vigilante y atento.

No he conocido jamás otro hombre como este tan absorbido por la tarea de pensar en las conveniencias de la comunidad; hasta el punto de que era imposible departir con él breve espacio, sin llegar a abordar un tema de interés social.

Si siempre fué cierto que la suerte del ingeniero está más íntimamente vinculada que la de cualquiera otra profesional al progreso de la región en que vive, en don Juan tuvo ese principio su concreción más indiscutible, porque su afán de progreso no fué una devoción arraigada, sino una entrega absoluta.

Vino por primera vez en 1870, al ferrocarril del Cauca. Entró después a Antioquia por el Sur, con su madre y sus hermanos, procedentes de Cowes, su británica tierra nativa; y todos ellos traían la fortaleza de espíritu y la facultad colonizadora de la vieja Inglaterra, que le permitieron a don Juan arraigar en nuestras montañas y hacerse su hijo de adopción, consagrándoles desde entonces un amor y un entusiasmo mayores que el de un nativo.

Regentó en su iniciación la Escuela de Artes, origen de nuestra Facultad de Ingeniería; y en compañía de míster Hausler abrió calles, construyó puentes, ensanchó la ciudad que nacía y fue uno de nuestros primeros Ingenieros municipales.

Colaboró en la Administración de don Recaredo de Villa, como consultor, en el tiempo en que se planeaba el Ferrocarril de Antioquia, y siguió después paso a paso su desarrollo. Estudió con mister
Shunck el Ferrocarril Intercontinental. Levantó los planos de una gran porción del territorio del Chocó. Construyó la parte que hoy existe del camino de Occidente, a lo largo del cual fueron surgiendo campos de trabajo tan meritorios como Frontino y Dabeiba.

Trabajó por cerca de 10 años en la red caminera del Departamento, con sin igual tesón; y allí me tocó el honor de ser su compañero casi todo ese tiempo y pude apreciar en su justo valor las capacidades de aquel cerebro lleno de datos y de proyectos generosos, en medio de planos, mapas, prospectos de vías terrestres y férreas, de todo aquello, en fin, que constituía el diseño de una
Antioquia futura, a la que él dedicaba todos, pero completamente todos los latidos de su gran corazón; hasta el día en que hubo gobernantes que juzgaron demasiado el sueldo de $ 120 que se nos pagaba a cada uno, y el viejo, después de haber entregado a su patria adoptiva dos tercios de su fecunda vida, se recogió a morir sin amargura, olvidado en el centro mismo del pueblo que había ayudado a crear.

Ahora duerme ya, integrará con su polvo el pueblo que amó mientras llega la mano justiciera de la posteridad a escribir sobre una amplia avenida, sobre una plaza alegre, sobre una obra cualquiera de progreso, las letras de su limpio nombre, porque por lo menos a esa reparación tienen derecho, los que luchan por los demás, como él luchó.

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Otros textos sobre John H. White o vinculados con él:

1.- Don Juan Enrique White. El hombre que "hizo" a Urabá.

Por Alfonso Londoño Martínez. Junio de 1.919 No. 2. Repertorio la Academia Antioqueña de Historia. Fundada en 1.903:

VER: http://biblioteca-virtual-antioquia.udea.edu.co/pdf/11/11_1020290072.pdf



















1 comentario:

Beatriz White C. dijo...

Para quien preguntó en la 7, Jorge White era Jorge White Gutierrez, Hijo de Jorge White Uribe y Carmen Gutierez de White, nacido en Urrao Antioquia, nieto de Juan H. White.

Hernano de Rosita y Leticia, quienes aún viven, y de Ofelia, Irene, Heraclio y Susa, fallecidos.

Jorge White era mi papá y el de mis hermanas Margarita, Gloria y Liliana White Correa, todas nacidas en Medellín.

Los recuerdos son muchos, especialmente los relacionados con su viaje a la isla y los materiales que de allì trajo, hay fotos preciosas, está el árbol, algunos escritos y sorpresa….!!! La brújula.

Luego les escribo mas contándoles y subiendo al blog lo que tenemos, un abrazo,

BEATRIZ WHITE C.